En Holanda celebramos dos días de Navidad, el 25 y el 26 de diciembre.
Diez días antes, en la mayoría de los hogares se coloca y adorna un árbol de Navidad.
En los últimos años se acostumbra también a colocar dos árboles, uno en la casa y otro afuera; e incluso se llega a organizar concursos para elegir la calle mejor adornada. Además, el estilo en que se adorna el árbol obedece a los gustos que están en boga, por ejemplo el color rojo, o una gran variedad de colores, o el blanco. Al parecer, este año el color reglamentario es el azul.
Personalmente no le presto mucha atención a la moda, y desde hace años saco a relucir los mismos adornos de madera, y me divierto embelleciendo el árbol con los mismos viejos adornos.
La elección de un árbol tampoco es sencilla.
Hay árboles talados, artificiales, abetos, pinos, etc, etc. Yo siempre compraba un árbol con terrón, pues después de Navidad lo podía plantar en el jardín, lo cual es sano para el entorno. Pero entre tanto los árboles de mi jardín alcanzan hasta cinco metros de altura y empiezan a estorbar un poco. Por tal razón, en los últimos años he preferido alquilar un árbol, y, después de Navidad, devolverlo al vivero.
En las semanas antes de Navidad se organizan diversos mercados con artículos navideños, en los cuales reina un ambiente muy agradable y acogedor, sobre todo en las horas de la noche.
Árboles navideños por doquier, iluminación especial para la época, música navideña ...
En la Nochebuena, los holandeses creyentes acuden a la iglesia, e incluso los menos creyentes suelen también hacerlo, sólo para disfrutar del ambiente navideño.
La Navidad es una fiesta familiar y con frecuencia su celebración requiere mucha organización.
Ya desde noviembre se decide en qué casas se celebran los dos días de Navidad, por ejemplo, el primero con la familia de la madre y el segundo con la del padre. De tal manera se facilitan las cosas, porque cuando los hijos ya tienen su propia familia, desde luego que uno desea celebrar las fiestas con ellos, y además también se desea visitar a los amigos.
En general, el día de Navidad el desayuno se celebra en casa. La mesa se adorna, se encienden velas y se sirve pan con pasas y pasta de almendras. Si ese año se recibe visita de la familia y los amigos, pues se pasará todo el día en la cocina preparando los bocados y las bebidas para la cena de Navidad.
Si uno es el invitado, pues también se anda de carreras y visitas; café en casa de los padres, almuerzo en la de un hermano o hermana, tomar copas con amigos y cena en el hogar de uno de los hijos.
Muchos prefieren sin embargo cenar en un restaurante, donde se puede disfrutar de un menú especial de Navidad.
Para los holandeses, por tradición, el plato principal de Navidad es conejo con col lombarda, pero con frecuencia también se come pavo relleno con puré de castañas.
Por lo general, en Holanda la Navidad se celebra comiendo y bebiendo en compañía de familia y amigos.
Nochevieja y Año Nuevo
También la Nochevieja y el Año Nuevo son fiestas que los holandeses celebran en círculo familiar. Por supuesto que fuera de casa también se organizan muchas actividades, tales como espectáculos especiales en teatros, shows con cena, etc., etc.
En todo caso, las familias vuelven a reunirse para comer y beber en abundancia, pero no en una cena de Nochevieja sino que se comen diversos bocados durante tarde y parte de la noche, en particular los tradicionales 'oliebollen', que son una especie de buñuelos tan grandes como una pelota de tenis, con pasas y acitrón, y cubiertas de azúcar en polvo. (Más adelante podrá ver la receta)
Antiguamente en cada hogar se preparaban estos buñuelos, pero hoy en día se acostumbra cada vez más a comprarlos en puestos de venta que, desde noviembre, se instalan en todo pueblo y ciudad.
Cuando mi hijo, quien nació y creció en España, a la edad de seis años celebró por primera vez Nochevieja y Año Nuevo en Holanda, preguntó con preocupación si la abuela no habría olvidado las uvas.
Desde luego que ella no tenía la menor idea, y cuando le explicamos que en España se acostumbra a comer una uva con cada campanada para atraer la suerte, le contestó que puesto que nos encontrábamos en Holanda, no teníamos uvas sino oliebollen. Mi hijo se llenó de pánico, pues pensaba que debía tragarse un buñuelo con cada campanada de medianoche.
A las doce de la noche brindamos con champaña por el Año Nuevo, y quemamos fuegos artificiales. El primero de enero visitamos nuestras familias y amigos para desearles un feliz año, y terminar de consumir los últimos buñuelos que aún quedan.
Esteban
30 de diciembre de 2018
Muchísimas Gracias wapa!! Me ha servido de mucho.Acabo de conocer a una mujer holandesa y quería ponerme al día sobre las costumbres holandesas para que no me pille fuera de juego.